Tiempo de pensamientos y emociones (libre)

Las alas aún desplegadas, los pies rozando el agua, yo sentado en el puerto, frente a la hermosa puesta de sol que había ante mi, la luna cada vez se hacía más visible. Todo aquello era distinto... el miedo de perder a Lara, se apoderaba de mi... los celos, de pensar que había besado a otro ser, se apoderaban de mi... hoy hablar, de ángeles que por sentimientos como estos, habían cruzado los límites de los divinos, para encontrarse con lujuria del Inframundo.

Quien diría, que no había visto mundo, si había visto más de lo que la gente se creía. Había visto a ángeles caer, la luz blanca convirtiéndose en negra, y caída desde el cielo, era bastante visible. Había visto a demonios acabar destruidos por sus propios sentimientos de amor; e incluso haberse vuelto ángeles. A humanos defendiendo a criaturas, que eran sus seres amados, pero nunca...

Había visto como el paso del tiempo, empezaba ha hacer mella en mi.

Cada día las alas a mi espalda, pesaban más, no sabía si por el aumento de su tamaño, o porque me estaba convirtiendo en humano, pero había pensado, en pasar una temporada en el cielo; cosa que descarte al darme cuenta de que hay arriba, las cosas eran un poco diferentes...

Los pasos de alguien que se iban acercando cada vez sonaban más fuertes... solamente espere, a recibir su saludo.

Off; Ya que es libre, entro.

Después de haberme ido de aquel lugar, después de que se fuera Lucas y de hacerme sentír como si guera la peor chica del mundo.

Saber que él era el único para mí, y que lo estaba perdiendo...

Le localicé con rapdéz y me acerqué a el sijilosamente. Me senté a su lado.

-¿No me volverás a hablar jamás?

La miré y sonreí.

-Yo nunca he dicho nada de eso, además soy un ángel, mi naturaleza es perdonar, y dar una segunda oportunidad-

Dije mirando hacía el horizonte

Le miré con el ceño fruncido.
Alcé las rodillas, rodeandolas con los brazos y apoyando mi mentón en ellas.
-Eres raro... Aunque seas un ángel, eres raro.

Sonreí divertido.

-¿Me puedes explicar eso, Lara?- dije alzando una ceja, y mirándola con interés

-No hay de que, pequeña. Soy tan bueno, porque yo también te quiero, aunque me cueste a veces controlarme-

-¿Controlarte? ¿De qué?-fruncí otra vez el ceño, confusa.

-Como lo del bosque... debería de ser, más cuidadoso con lo que hago- sonreí- un día me pasará factura-

-Cuando tú hagas eso, yo moriré.-sonreí.

-Eso es imposible- dije burlón- aunque estos día las alas me pesan más-

le miré con preocupación.
-¿Qué quiere dicír eso?

La miré.

-En verdad... no lo se. Es la primera vez que me pasa, creo que debería subir al cielo-

-No lo hagas... Quedate conmigo...-apoyé la cabeza en su hombro.

Sonreí.

-No será por mucho tiempo- dije acariciándole la mano- serían un par de horas, ya sabes que el tiempo no pasa igual arriba que aquí-

-No quiero separarme de tí...-alcé la cabeza para mirarle.- Tenemos una boda, y por mucho que sean horas, minutos o segundos, puedo perderte si te vas ahí arriba.

-No creo que eso fuera posible, igualmente subiré después de casarnos, ¿de acuerdo?-

Sonreí alegremente, y la abracé con dulzura.

-Te lo prometo, además... me esperas tu aquí-

La besé con delicadeza.

-Gracias, pequeña-

Sonreí ante su beso.
-Gracias a tí, grande.

-Ni yo quiero que tú me abandones...-suspiré.