Andaba por el parque, y algo me causo curiosidad. Fui al sitio del cual provenía un olor extraño, casi repugnante, y muy dulzón. Y vi a un chico, y a sus alas blancas, entonces me reí. El ángel me miro extrañado, y se puso a la defensiva, pero se relajo. Estaba cansado por algo.
-¿Me puedo sentar?- dije mirándole extrañada